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Archive for octubre 19th, 2010

La batalla por la jubilación europea se libra en Francia: A. Latina tiene algo que aprender de esa lucha…

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Trabajadores franceses y estudiantes durante una marcha contra la reforma de las jubilaciones, el 19 de octubre en Lille.

Trabajadores franceses y estudiantes durante una marcha contra la reforma de las jubilaciones, el 19 de octubre en Lille.

©Reuters

Por Jesús Moreno Abad

¿Retrasar la edad de jubilación es inevitable para evitar el colapso de los Estados? Mitterrand la fijó en 60 años y creó un símbolo que los franceses defienden con vehemencia. Europa se ve reflejada en el debate. Dos modelos de entender el Estado del bienestar están en pugna.

Francia vive hoy su sexta huelga contra los planes de reforma del sistema de jubilación del presidente Nicolas Sarkozy, que pretende retrasar la edad de salida del mercado laboral hasta los 62 años. Aeropuertos con problemas de carburante, gasolineras desabastecidas, millones de manifestantes, oposición ciudadana masiva según las encuestas… Los franceses no están dispuestos a ponérselo fácil a Sarkozy, pero la cuestión que se preguntan muchos es: ¿están luchando por una conquista social o por una ilusión de otro tiempo que se ha revelado insostenible?

Cuando el último presidente socialista de Francia, François Mitterrand, adelantó la edad de jubilación desde los 65 a los 60 años tan sólo unos meses después de llegar al Elíseo, en 1981, esa medida se convirtió inmediatamente en un emblema de los derechos laborales. Con él nació el mito de la vida después del trabajo con el que suspiraba la izquierda francesa del momento, y también el encendido debate con ideólogos liberales que sostenían que esa medida no podía conducir más que al desastre ante el aumento de la esperanza de vida.

Era la época donde el modelo de la Unión Soviética se agrietaba ya sin remedio e imperaba la ortodoxia liberal de Ronald Reagan en Estados Unidos y Margaret Thatcher en Europa. Mitterrand apostó por un modelo contracorriente con su tiempo que ponía frente a frente dos ideas opuestas. También en su apuesta por los 60 años para que los franceses marcharan a su retiro dorado: Mitterrand hizo valer un modelo diseñado por el Consejo Nacional de la Resistencia francesa, ideado 1946, y lo trasladó al nuevo contexto con la convicción de que funcionaría. Hasta hoy lo ha hecho, ¿y a partir de ahora? 

Que no haya una respuesta única a esta pregunta explica las pasiones y la oposición que está despertando en Francia las intenciones de Sarkozy. El presidente conservador no está modificando una simple cláusula de una ley cualquiera, está tocando un símbolo que distingue a los franceses del resto de países de Europa. Prácticamente nadie más tiene una edad de jubilación tan baja y el actual contexto de crisis ha trasladado ese debate al donde empezó todo: París, 1982. Toda Europa mira expectante el desenlace del pulso entre las calles francesas y Sarkozy. Un modelo de Europa parece que está en juego.

Toda Europa retrasa la edad de jubilación

Prácticamente todos los Gobiernos europeos están tocando al unísono la misma tecla para ajustar las costuras de las cuentas públicas que afectan al sistema de pensiones: el retraso de la edad de jubilación. El progresivo aumento de la esperanza de vida y el terremoto financiero de 2008, que ha hecho temblar los déficits estatales, han acelerado  ese camino que ya estaba trazado por los tiralíneas de la Unión Europea.

Así, España, que tiene una edad legal de jubilación de 65 años, planea retrasarla hasta los 67; Grecia la fija en los 65 años; Italia, en los 65 años para los hombres y 60 para las mujeres; Alemania ya tiene aprobado un plan que retrasará la edad de salida del mercado laboral desde los 65 a los 67 años; Reino Unido hasta los 66 años y Dinamarca, hasta los 67 años, por poner unos ejemplos.

Todos obedecen a la preocupación que la Unión Europea tiene sobre los efectos que el envejecimiento de la población puede tener sobre los sistemas de protección pública. Según los informes sobre envejecimiento demográfico del organismo de la UE que se ocupa de la información sobre protección social, el Missoc, el envejecimiento de la población tendrá graves “repercusiones en la protección social y las finanzas públicas”, ocasionando un aumento de los gastos de los países que pueden “poner el futuro equilibrio de los sistemas de jubilación y protección” en el futuro.

El declive de la fecundidad (el baby crash) que sucede a la explosión de nacimientos en la generación nacida entre 1946 y 1964, que se conoció como el baby boom, es la mezcla que continuará en el futuro y que pone en jaque todo el modelo del Estado del Bienestar, según el Missoc.  Sus predicciones sostienen que el número de europeos en edad de trabajar disminuirá en 48 millones hasta el año 2050, mientras que el escalón de la pirámide demográfica que se sitúa entre los 50 y 64 años aumentará en 16,5 millones de personas. Así, este organismo cifra en esa fecha la esperanza de vida media entre los 84 y 89 años, y advierte que el coeficiente de dependencia se situará en el 51%.

¿Es realmente necesario retrasar la edad de jubilación?: el caso francés

A tenor de los datos que arrojan los informes de la Unión Europea, un ejército de ancianos parece amenazar el modelo de convivencia del continente y, aunque pocos dudan de que sea necesario abordar reformas que se ajusten a las nuevas realidades, no todos están de acuerdo en que la solución sea retrasar la edad de jubilación.

El caso francés explica esa controversia. Aumentando de 60 a 62 años la edad legal de jubilación (lo que supone también elevar de 65 a 67 años la edad para obtener una pensión completa), Nicolas Sarkozy conseguiría 20.000 millones de euros en las cajas, según los números con los que justifica su plan. “Yo les digo a los manifestantes que tengo que velar por las pensiones del futuro”, ha dicho en estos días el presidente a los que protestan. "Es una reforma para proteger la jubilación de los franceses. Es una medida de solidaridad", insiste su ministro del Trabajo, Éric Woerth.

Los sindicatos y la oposición no sólo le responden con movilizaciones, también cuestionan esas cifras. “Aumentando un 0,3% la presión fiscal sobre bonus, dividendos y rentas del patrimonio” resolvería el problema, aducen.

Esa respuesta sitúa ya el debate en cuánto cuesta pagar esas pensiones. Según el último estudio de la Comisión Europea sobre el envejecimiento, las pensiones en Francia en el 2007 le cuestan al Estado el 13% del PIB, y la previsión para el 2060 es que se producirá un incremento de 1%. ‘Tan sólo eso’, dicen los sindicatos; ‘Nada menos que eso’, responde el Gobierno francés.

La realidad es que el gasto medio en pensiones de Francia no es excesivamente superior al de otros países de resto de Europa, a pesar de tener una edad de jubilación mucho más baja. Así, Italia gasta un 14, 7% del PIB en pensiones, Reino Unido un 10,7% o un 13% Portugal, por ejemplo. También hay quien gasta menos, como España, que emplea cerca de un 9% de su PIB.

Alemania es un espejo en el que se suele mirar Francia, al ser un competidor directo como potencia continental. El gasto del país germano en pensiones es prácticamente el mismo, un 12,7%, a pesar de tener una edad de jubilación cinco años mayor. Hace unos días, el portavoz del Partido Socialista francés, Benoît Hamon, reflexionó sobre el asunto: “En Alemania, cuando usted ve que a la gente se le ha aplazado la jubilación hasta los 65 años, y que la tasa de empleo de la gente entre 60 y 65 años de edad sólo ronda el 20%,  te hace pensar que se va a jubilar directamente como pobres".

El paro en la edad madura

El dirigente socialista introdujo un nuevo elemento de análisis para abordar la cuestión. Los propios informes de la Unión Europea reconocen una cuestión que se intuye en la calle: en la mayoría de los trabajos, es difícil mantener o conseguir empleo a partir de los 60 años.

Un informe de la Comisión Europea publicado en 2002, cuando la economía iba viento en popa y nadie podía ni tan siquiera sospechar la crisis que vendría años después, alerta de esa situación: “El bajo nivel de empleo de los trabajadores de más edad en Europa es un despilfarro de oportunidades en la vida de las personas y de potencial social”, decía, “no estamos cumpliendo los objetivos”.

Pero no sólo decía eso, aseguraba que una serie de países no alcanzaba ni un 35% de ocupación entre las personas de más edad. Un país destacaba en esa lista: Francia. También se encontraban Italia, Austria, Bélgica o Luxemburgo, entre otros.

Y es que una cosa es la edad legal que establecen los países y otra muy distinta la edad real de jubilación. La edad media de salida del mercado de trabajo varía considerablemente según los países, oscilando entre los 56,9 años de Polonia y los 63,2 de Suecia. Entre medias se puede ver cómo la edad efectiva de jubilación en Francia es de 59,3 años, Italia 60,8 años, Alemania 61,7 años y Reino Unido 63,1 años. Los trabajadores de más edad son víctimas de jubilaciones anticipadas, despidos y otras prácticas: “Los Estados miembros más rezagados  son los mismos que presentan las tasas de empleo más bajas [en las edades maduras]”, dice la UE.

Los propios informes de la UE, ofrecen alguna otra solución. El propio Missoc así lo dice: la inmigración. Si se pasa de 1,8 millones de inmigrantes que recibía la UE en 2004 a 40 millones en 2050 “podría compensar los efectos de la bajada de fecundidad y de la prolongación de la duración de la vida”. El debate de la inmigración también está en Europa, también está en Francia y también levanta pasiones, como se ha visto últimamente. Pero eso ya es otro debate.

Written by Eduardo Aquevedo

19 octubre, 2010 at 20:57